domingo, 14 de septiembre de 2008

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Pan ayudó a vestirse al mareado y sorprendido Cruz. Camisa hawaiana (también amarilla pero esta vez cubierta de graciosos soles kistch, espirales naranjas enmedio de un círculo de cortos trazos), y unos ligeros pantalones de color rojizo. Se sorprendió agradablmente cuando vio que Pan había recuperado sus botas, que probablemente el cowboy no había visto en la oscuridad de la noche. Para evitar problemas con el sol, se puso también la gorra verde y naraja y las gafas de sol. Bebió con avidez mientras el Pensador lo observaba, preocupado.
-Esteban, -dijo al fin, cuando vio que estaba más tranquilo- ¿Qué ha pasado? ¿Y esto, qué es? -Le tendió unos jirones de tela verde.- Estaban en el carro, entre los Personajes.
-Esta noche, -explicó Cruz con la tela entre los dedos- me han atacado. El Ronin me sorprendió mientras dormía y me amenazó. Pero poco momentos después otro hombre al que había visto en la misma dimensión de la que provenía el Ronin lo atacó a él, se llevó mi ropa, provisiones, al Ronin y a un caballo y se marchó hacia la ciudad.
-¡Otro Perdido! -el Pensador no daba crédito.
-Probablemente esta tela fuese la de la tienda de campaña... En la que deduzco que el segundo hombre había estado atrapado todo este tiempo. El Ronin debió escabullirse con su prisionero dentro del carro para esperar el momento adecuado...
-¡Sorprendente! Si no fuese porque seguramente tu atacante se perderá en el desierto, enviaría al Pipa a avisar al Reino de la existencia de un nuevo Perdido.
Ya habían dejado atrás las blancas arenas del Reino playero para adentrarse en el rojo desierto. De nuevo, ni una sola nube en el cielo, solo un sol abrasador.
El Pensador, como había hecho durante todo el viaje, miraba al tendido. El Pipa conducía. A Cruz le estaba empezando a entrar sueño de nuevo cuando Pan empezó a hablar. El Pensador se giró, sorprendido.
-Esteban Cruz, quieres saber lo que hemos estado haciendo. -No lo preguntaba, lo afirmaba.- Pan te lo contará. El Pensador, el Pipa y Pan se han adentrado en el Reino. Han sido conducidos a las estancias de extranjeros, donde han disfrutado de la compañía de el Pensador del Reino, que ha jugado con el Pensador.
-¿Jugado? ¿A qué?
-A... a Perkant. -dijo el Pensador, titubeando- ¿Recuerdas este juego?
-No, no me suena. Te repito que no soy un pensador... -Cruz puso la mano sobre el hombro de Pan. -Gracias por contarmelo.
El Pipa quemado sonrió.
Cruz no recordaba el juego, por lo que su memoria seguía sin volver, y se emperraba en que no era un Perdido... Pero el Pensador no pudo evitar sonreir. Pan se había adelantado cuando, acercandose a la cabaña, había percibido que al viajero dimensional le pasaba algo. Del mismo modo, había captado su curiosidad sobre lo que habían estado haciendo... y los Pipa solo pueden comunicarse telepaticamente entre sí... Con el Pensador no tienen poderes telepáticos activos. El Pensador puede leer los pensamientos del Pipa pero no al revés... El Perdido Primigenio estaba empezando a recuperar sus habilidades de Pensador, aunque no se diese cuenta. Volvió a sonreir cuando se fijó en las delgadas venas que se empezaban a distinguir bajo la fina y pálida piel de las palmas de las manos de Cruz, que no se le habían quemado con el sol.

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