domingo, 14 de septiembre de 2008

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El Pensador paró, observando la cara de Cruz con sus minúsculos ojos verdes. Había estado escuchando, atento, pero no parecía reconocer nada de lo que le explicaba. Además, en su mente, junto a una gran curiosidad, percibía cierta incredulidad.
-Esteban, me parece que no te crees lo que te estoy contando.
-No, no, ¡Sí que me lo creo!
-Aunque no te pueda leer la mente, sí que percibo tus emociones, Esteban... Hay una sombra de duda entre tus pensamientos.
El doctor Cruz pensó en decir algo, pero se calló. Esa clase de mentira piadosa podía servir para no ofender a alguien que relata unos hechos que no crees. Pero, pensó, si el narrador puede percibir tu incredulidad, quizás lo que resulte ofensivo sea no admitirla...
-Bueno, vale. Tienes razón, no acabo de creerlo del todo... Para empezar, ¿Cómo sabes estas cosas tan antiguas?
El pensador lo miró, con la cara de decepción que ponía cada vez que Cruz demostraba cuanto había olvidado su verdadera naturaleza.
-Hubo una época en que algunos Reinos descubrieron el jugo de los recuerdos. Cuando el Pensador la toma, su sueño se ve invadido por imagenes del pasado. -Se levantó, sin saber bien por qué. Se le hacía extraño explicar estas cosas porque, en realidad, todos las sabían, y al pensar cómo hacerlo no podía evitar algunos tics-Esos recuerdos, además, no solo tienen que ver con la propia historia de cada uno, sino que muchas veces son los recuerdos de la especie. Se trata de extraños sueños parciales en que los sentidos se entremezclan, pero que nos permitieron reconstruir la historia desde el principio de los tiempos.-Gesticulando con las blandas manos añadió- ¡Precisamente te pusimos ese ingrediente en la comida para hacerte recordar esta historia! Al hacerlo, hubieses sabido lo que eres y, al desbloquar los recuerdos verdaderos, hubieses recuperado tu naturaleza como el Pensador. Pero no ocurrió.
Cruz asintió, ausente.
-Percibo sorpresa en tu mente, Esteban.¿Qué te ocurre?
El viajero dimensional acababa de comprender que los desagradables sueños sinestésicos en que inventaba historias con sus padres como protagonistas no eran realmente invenciones... Si ese jugo de la memoria funcionaba relamente, había estado reviviendo momentos reales anteriores a su nacimiento, todos desde el punto de vista de su madre... Lo que no cuadraba era el extraño sueño con el hombre de la barba y la mujer de los rizos dorados... ¿Sería un recuerdo de alguna época remota? ¿Un sueño real mezclado entre sus recuerdos inducidos? En vez de expresar sus dudas, se limitó a decir que se había sorprendido porque no había pensado en el jugo, pero que tras la explicación le parecía muy lógico.
Pan captó parte de sus pensamientos, pero se esforzó en elminarlos rapidamente para que el Pensador no pudiera leerlos en su cabeza de Pipa. Si Cruz prefería no revelarlos, respetaría su decisión.
-¿Nada de lo que te he contado te suena?
-Lo siento...
-Bueno, pues sigamos con la historia. Al final, algo habrá que te haga recordar. Y si no, tengo otras estrategias pensadas.
El Pensador se sentó en su cómoda silla con ruedas antes de proseguir el relato.
-Estaba explicando que los reinos crecían a ritmo constante y mantenían un equilibrio en que prácticamente no entraban en contacto. Habían llegado al número de cuarenta cuando una Reina dio a luz algo que no se había visto nunca antes. Por ese entonces, todo lo que nacía de una Reina eran Primigenios y Princesas, acompañados de Personajes. Pero el ser que brotó de su Pedestal no era nada de eso. Había nacido el primer Príncipe.

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